En general, los lagos y los ríos contienen anhídrido carbónico en cantidades inferiores a 10 mg/L (o ppm) mientras que el agua estancada o contaminada puede contener niveles superiores, debido a la descomposición orgánica. Durante la fase final del proceso de depuración, se añade una cierta cantidad de anhídrido carbónico en el agua potable.
En los procesos de descalcificación del agua se debe mantener el equilibrio del anhídrido carbónico y otros tipos de carbonatos, a fin de prevenir la corrosión de tubos y cisternas.