El zinc es usado en muchas aleaciones (por Ej. bronce y latón), en el hierro galvánico, en otros metales y en funguicidas. Por esta razón, se introduce en los cursos de las aguas residuales. Aunque el zinc no es tóxico y es necesario en cantidades mínimas para el crecimiento en la dieta humana, las concentraciones superiores a 5 mg/L (ppm) pueden causar un sabor amargo al agua potable y un color lechoso al agua alcalina. Además, el zinc se puede introducir en los acueductos a causa del deterioro de las partes de hierro galvanizado y de latón, por lo que su presencia en el agua potable debe ser regularmente monitorizada.